Si Flavio fuese una canción en lugar de un magnífico producto de seda, podría ser algo compuesto por Ennio Morricone - expresivo y ligeramente polvoriento, y la portada del disco (sí, confieso, nací en los 70s) sería platinada. No es de esos monstruos con los que la gente no puede evitar bailar, sino una de esas canciones que no puedes evitar cantar. Naranja casi durazno con un paisley azul algo borroso, una combinación traída directamente desde el cielo de las corbatas. ¡Sbalorditivo!