Heinrich es confiado y consciente, pero no hace alarde de eso. Suele tener un aspecto serio, pero los que lo conocen ven tanto el pequeño tic que tiene en la comisura de los labios y el brillo sutil de sus ojos. A Heinrich le encanta el tipo de humor donde la broma no se entiende hasta medio minuto más tarde. Sin embargo, no exige risas, solo bromea para divertirse a si mismo. Él sabe quién es. Tiene buen gusto, es caqui, ¡y con orgullo!