Utilizar a Vicenzo como una herramienta de coqueteo puede parecer la acción más obvia, pero nos sentimos obligados a emitir una advertencia. ¡Simplemente no es jugar limpio! Y es más, tan pocos podrán resistirse a Vincenzo, que será prácticamente imposible saber si la atención del receptor es para ti, o para la pajarita. ¡Eccitante!